martes, 9 de junio de 2015

La conservación y la restauración


La restauración de obras de arte o monumentos históricos debe hacerse de forma profesional porque de lo contrario, estaremos contribuyendo a la desaparición del elemento histórico.

Artículo de Juan Ramón Sánchez. Licenciado en Bellas Artes y Restaurador.

Me gustaría hablaros de dos términos que deberían ir enlazados hoy en día y que desgraciadamente no es así en algunos casos, me refiero a la conservación y la restauración de bienes de interés cultural o patrimonial.

Hace unas semanas ha vuelto a surgir la discusión en las redes sociales y foros (al igual que hace unos años, con el “ecce homo” de Borja) sobre una actuación poco acertada que ha ocurrido en la provincia de Albacete, se trata de una acción sobre un retablo de posguerra, que por respeto a la parroquia afectada no voy a desvelar su ubicación.

La descripción de la actuación ha sido el repinte de un retablo de los años 50, que si bien carece de valor histórico, posee valor patrimonial y estético ya que se encuentra integrado en el conjunto histórico del templo. El desafortunado repinte que el autor ha denominado “restauración” ha consistido en dotar el retablo de colores chillones, combinando violetas-magenta con verdes lima.


Retablo original






Retablo “restaurado”


En primer lugar me gustaría, como profesional del gremio de restauradores y conservadores que soy, acotar la definición de restauración. La restauración no es efectiva sin la conservación, refiriéndome a ésta como la acción de preservar el legado material, inmaterial e histórico de una obra y la restauración la defino como la acción realizada sobre la obra material, destinada a dar durabilidad y conservación a la materia que la compone.

Durante años, este tipo de cuestiones han suscitado debate y han permitido el desarrollo de diferentes teorías, en España venimos siguiendo la teoría desarrollada por Cesare Brandi que consiste en entender la “Restauración” como una acción “Reconocible” “Reversible” y “Respetuosa” sobre la obra, que bajo mi punto de vista y por su idiosincrasia es la mas adecuada para los vienes eclesiásticos, ya que preserva el original.

Pues bien, acotados estos términos, sobradamente conocidos por cualquier restaurador titulado, podemos decir que no se ha cumplido ninguno de ellos en la acción que ha sufrido este retablo, borrando el poco valor histórico que poseía la obra, y descontextualizándola del conjunto del templo haciendo que pierda la unidad potencial y estilística.



Para ser claros, este retablo ahora mismo tiene el mismo sentido en el templo que una silla de ikea en la sala del trono del palacio de Versalles, desentonar.


Sin mas que decir al respecto y haciendo una llamada a la coherencia, la conservación y la buena gestión del patrimonio, animo a todos los lectores a hacer una reflexión sobre la importancia de la buena gestión del poco patrimonio que nos queda en la provincia, sea mas o menos antiguo o en mayor o menor medida valioso, es un testigo de la historia y hay que ser fiel a su conservación y preservación.

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